Elevación a la Maestría en la R.L. Saint George Nº 3

Elevación a la Maestría en la R.L. Saint George Nº 3

En la sede central de la Gran Logia Autónoma de Chile se reunieron los hermanos pertenecientes a la Logia “Saint George Nº 3”, quienes por instrucción de su VM, fueron convocados a una Tenida extraordinaria, en la cual el Q.H. A.S.S., recibió el beneficio de la Elevación a la Maestría, luego de haber rendido su examen de rigor. La Ceremonia que se realizó a las 19,30 horas del día 11 de julio del 2016, contó con la presencia del Gran Maestro de la Gran Logia Autónoma de Chile, el M.R.H. Pedro Antonio Morales Segura, acompañado del Gran Primer Vigilante QH. Fernando Cruces S. y el Gran Tesorero QH. Carlos Valledor S.

Avanzada la ceremonia, el V.M. señaló; ““Si bien es cierto que existen distintos Ritos basados en los tres grados: Aprendiz, Compañero y Maestro, muchos de ellos carecen de sentido iniciático, no siendo este el caso del Ritual de Emulación, el que fue creado según el contenido tradicional, y que se ratifica con la aceptación del Arco Real como parte integral y complementaria de este último Grado en el simbolismo.

El Maestro Mason, en virtud de su maestría, sabe cómo controlar y aplicar esas energías, las que culminan y llegan a la conciencia en su cabeza, en su inteligencia. Avanzando al encuentro de la verdad testificada, aunque bajo velos de fraseo simbólico, en referencia a la rama plantada en la tumba del Maestro Hiram. Recordemos que el simbolismo del grado testificado en la tumba representa el alma del candidato; y la rama al pie de ésta tipifica el latente germen divino plantado a la espera de germinar”.

En el Ágape de rigor se realizaron los brindis consignados en el Ritual y se compartió el pan y el vino, en un ambiente pleno de felicidad y armonía. La palabra ágape, proviene del griego y significa amor puro, amor-caridad, significando caridad aquí, algo que tiene un gran precio, es caro, es precioso y en consecuencia sagrado. La noción de comida se añade en la época de los primeros cristianos, que ven en el hecho de compartir algunos alimentos, que era una ocasión complementaria para reunirse y manifestar su amor por Jesucristo. Por lo tanto el ágape cristiano no tenía nada que ver con un festín o banquete y mucho menos con una orgia. La fraternidad entre los comensales reinaba sobre la materialidad de comer o beber. Así es el espíritu de nuestro ágape.

En las comidas masónicas no se puede olvidar este espíritu, realmente fraternal que caracteriza a los encuentros masónicos.

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